La música como guía de un relato profundo y
reflexivo. Dos tiempos. El pasado y el presente chocan y se complementan. La
puja contra la nostalgia y las ausencias. Presencias ausentes pugnan contra
ausencias presentes. Los mandatos, los sueños, las idiologías, los amores, los
miedos; todos los sentimientos se hamacan en una plaza de Villa del Parque.
La trompeta de un socialista ilusionado con
un nuevo mundo, un anarquista que escribe a sueldo, dos hijas atrapadas en el
“deber ser” de una familia que se completa con una señora argentina que añora
ser europea.
Un homenaje a Chopin erosionado por un
viento que amontona almanaques a los pies de un guardaparque congelado en el
tiempo, siendo el sostén de una historia que ha concluido hace muchos años.
Un tren, la fatalidad y la posibilidad de
cambiar nuestras vidas en cada jornada. Actuaciones deslumbrantes; combinando
emoción, dramatismo y chispa. La pluma maravillosa de “Tito” Cossa que pensó en
un 17 de octubre y fundió en una misma historia a Chopin y Perón.
La dirección justa y precisa de Norberto
Gonzalo. Una escenografía que transporta. Un imperdible del teatro
independiente, en un tiempo donde solo el arte nos puede rescatar de las
“Bombas de la Realidad”.
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