martes, 12 de marzo de 2024

TEATRO NECESARIO, por Lidia Bracco

 


Vivo en Hurlingham, escucho La Polonesa... estas vías tan transitadas, boicoteadas, mejoradas (entre otras contradicciones) son parte identitaria. La iconicidad elegida por el gran Tito Cossa me interpela. Allí el barrio inglés, y a unas cuadras La Rueda y los cumpas caídos. Ruta Nac y fábricas extranjeras. De aquí marcharon cientos de esperanzas hacia aquel 17 de octubre.

Esto es también “Ya Nadie recuerda a Frederic Chopin”. Construirse o des… según la memoria lo permita. Hay enorme talento en cada actriz, actor, en su dirección…pero algo mágico se hace presente del ayer al hoy, de la plaza a la casa, de lo cierto a lo soñado. Todo y todos, son y somos lo que fuimos, lo que quisimos y no llegamos a ser… Lo que podríamos (?). Buscando un adjetivo no acotado a lo estético, diría que es la excelente puesta de una obra necesaria. El debate posterior es como una tela impresionista donde cada uno deja su pincelada, según el color que puede, siente, que le tocó vivir o está viviendo...y dio para continuarlo no sólo entre reencontrados, sino con quienes, tal vez, bajarse un ratito en Villa del Parque, le haya servido para aclarar (movilizarse ?) y continuar este arduo viaje.

NADIE ES DE MADERA, por Laura Haimovichi

 Por Laura Haimovichi para "el diario AR"
Link: https://www.eldiarioar.com/opinion/nadie-madera_129_10994418.html?fbclid=IwAR3fLo9-i9S3zlRpg0hv4xtfzC1QdsDKmg67sjP3PJ2-pPpG8Cb4sFqJ1qw

Una muñeca opaca que se convierte en un ser luminoso, bailarines que se asumen de madera aunque danzan contra viento y marea y una mujer de 60 años que se mueve con gracia para alcanzar una antigua utopía. Ni la materia de que estamos hechos, ni la condena a quedar inmóviles, ni los mandatos por edad determinan el destino cuando el deseo es lo que guía. Del corto animado Self, de Pixar, a una de las obras teatrales más emblemáticas del gran dramaturgo Tito Cossa.

 

La muñeca de Self, corto animado de Pixar.

Mujer, escucha, únete a la lucha…

Con hambre no hay libertad.

Mujer que se organiza no plancha más camisas

Arroz con leche yo quiero abortar en condiciones dignas en el hospital

Mientras resuenan aún las canciones colectivas que vibraron ayer en cientos de parques y plazas del país, enciendo Disney + y veo un corto animado en el que una muñeca de madera con ropa tradicional etíope desembarca en un espacio abierto del centro de Los Ángeles. Allí, unos seres dorados y brillantes emiten sonidos al tocar sus propios cuerpos. La marioneta africana intenta encajar con ese conjunto homogéneo, pero los seres dorados y brillantes no la miran, no la escuchan, no la huelen, no la sienten.

La muñeca es diferente a los demás y se siente defectuosa. Una noche, le ruega al cielo que la situación cambie y el firmamento arroja brazos, piernas y un rostro nuevo para reemplazar las piezas viejas de su cuerpo.

A partir de esa transformación, los seres brillantes descubren a la marioneta como una igual y ella se ilusiona con alcanzar la felicidad. Sin embargo, ha dejado de ser quien era y la embarga la tristeza.

Mientras pisa sin querer su antigua cara de madera y otros restos suyos, descubre que el costo de su nueva hermosura es la pérdida de su identidad. Sus roturas y arrugas la ayudan a tomar conciencia del valor de la biografía personal y de las huellas de la historia, de las que carece todo cuerpo artificial.

La historia se llama Self y es el nuevo cortometraje animado de Pixar. Fue dirigido por Searit Kashat Huluf, su productor es Eric Rosales y es el primer experimento en animación híbrida entre inteligencia artificial y stop-motion.   

Justamente, hablando de seres de madera, recordé una conversación que tuve hace un tiempo con la actriz, música y bailarina Flor Piterman, quien abrió durante la pandemia un taller de clases virtuales de danza y lo bautizó Soy de madera. Era setiembre del 2020 y un montón de personas con diferentes corporalidades aspiraban a moverse, cuando la inercia llevaba exactamente a lo contrario. Cuando se superó el contexto de encierro, la mayoría de esos bailarines vocacionales continuó  soltando sus movimientos en forma presencial. “Querían bailar sin aspirar a ser profesionales, no les importaba ser bailarines de excelencia sino disfrutar. Eran gente que nunca había estado en un salón de baile, que desconocía la dinámica de los entrenamientos, qué ropa usar, cómo dar un paso y así tuve que deconstruir conocimientos obvios para mí y hacerlos más accesibles. Fue difícil encontrarme con personas que estaban en otro mood, que no tenían  una base de saberes que yo daba por sentados, pero que amaban moverse. Así surgió soy de madera”.

Stella Matute es Susy en la obra de Cossa
Stella Matute es Susy en la obra de Cossa
Quien baila a pesar de su cuerpo frágil y ofrenda un momento de gran emoción y ternura es la enorme actriz Stella Matute, apoderada de Susy, su personaje en Ya nadie recuerda a Frederic Chopin. Es un momento cúlmine en la obra de Tito Cossa, escrita en 1982 y dirigida por Norberto Gonzalo en el Teatro de la Máscara.

La pieza transcurre en dos ámbitos: en el comedor de una antigua residencia familiar y en la plaza del barrio de Villa del Parque.

Las fronteras espaciales y temporales son imprecisas. La narración salta del presente al pasado y se evocan 40 años de la vida y los sueños de los Galan, cuando las hijas eran adolescentes y anhelaban ser la mejor concertista de piano, Zule, y la más gracil bailarina clásica, Susy.

Estos personajes existen a través de los recuerdos de la mayor de las herederas de la familia, la única sobreviviente.

A través de distintas evocaciones, cuarenta años después aparecen el padre (un comprometido Leonardo Odierna), exiliado español, intelectual y anarquista; la madre (versátil, Amancay Espíndola) cuyo deseo preciado es homenajear la memoria de Chopin y erigirle un monumento en la plaza barrial; la hermana Zule (una exquisita Brenda Fabregat), etérea y romántica; Frank (excelente la metamorfosis de Claudio Pazos), el joven seductor y revolucionario, y Palumbo (el señor actor Daniel Dibiase), el guardián de la plaza.

A través de la saga de la familia Galán, Ya nadie recuerda a Frederic Chopin es un homenaje conmovedor a todos los soñadores que, contra viento y marea, siguen apostando a la utopía.


SÁBADOS 18 HS - TEATRO LA MÁSCARA - PIEDRAS 736 - 4307-0566
Entradas por Alternativa Teatral o en la Boletería del Teatro

jueves, 7 de marzo de 2024

Sobre Ya nadie recuerda a Frédéric Chopin, por Damián Zárate

 https://lacuevacultural.com.ar/yanadierecuerdaafredericchopin.html?fbclid=IwAR15dkmcOJsEeY1fgTmuOLdpLazR6C313EWsutIOcmic2kT_62Dd8u1zvdM


La música como guía de un relato profundo y reflexivo. Dos tiempos. El pasado y el presente chocan y se complementan. La puja contra la nostalgia y las ausencias. Presencias ausentes pugnan contra ausencias presentes. Los mandatos, los sueños, las idiologías, los amores, los miedos; todos los sentimientos se hamacan en una plaza de Villa del Parque.

La trompeta de un socialista ilusionado con un nuevo mundo, un anarquista que escribe a sueldo, dos hijas atrapadas en el “deber ser” de una familia que se completa con una señora argentina que añora ser europea.

Un homenaje a Chopin erosionado por un viento que amontona almanaques a los pies de un guardaparque congelado en el tiempo, siendo el sostén de una historia que ha concluido hace muchos años.

Un tren, la fatalidad y la posibilidad de cambiar nuestras vidas en cada jornada. Actuaciones deslumbrantes; combinando emoción, dramatismo y chispa. La pluma maravillosa de “Tito” Cossa que pensó en un 17 de octubre y fundió en una misma historia a Chopin y Perón.

La dirección justa y precisa de Norberto Gonzalo. Una escenografía que transporta. Un imperdible del teatro independiente, en un tiempo donde solo el arte nos puede rescatar de las “Bombas de la Realidad”.

DAMIÁN ZÁRATE
La Cueva Cultural
Marzo 2024


Cuando se acciona contra uno mismo, por Agustina Ledesma

https://www.espectaculosdeaca.com.ar/ya-nadie-recuerda-a-frederic-chopin-2/?fbclid=IwAR3ZI0wgCql93CvI-2ADUNzanRkzwRn5YDWSvL-GMiMfxTW0efSYeu5ESAI 

El 17 de octubre de 1849 en París, la capital de Francia, falleció Frédéric Chopin, un pianista y compositor referente del romanticismo musical. Casi cien años más tarde en Villa del Parque, provincia de Buenos Aires, una familia espera ansiosa cada aniversario para conmemorar toda su obra.

Resulta difícil resumir lo que Ya nadie recuerda a Frédéric Chopin intenta transmitir. No por la complejidad de la obra, sino más bien por la multiplicidad de significados y apreciaciones que pueden resultar de ella. Marcada por las huellas temporales, creencias arraigadas y las mentiras que una persona hace y se dice constantemente logra retratar gran parte de la esencia de la sociedad argentina.

El escenario presenta una sala de estar de una casona de clase media típica de Villa del Parque, donde transcurre gran parte de la historia, y una sección de la plaza del barrio sin trazar un límite claro entre ambas. Logra una escenografía muy cuidada resaltando los detalles de época y en donde es imposible distinguir dónde finaliza un espacio y donde comienza el otro. Estos bordes difusos entre fantasía y realidad son extrapolados por el guion exigiendo a las actuaciones una versatilidad y flexibilidad física y emocional que el elenco fue capaz de realizar. Particularmente resulta imposible no destacar el trabajo morfológico de Stella Matute y Claudio Pazos a través de los saltos temporales.

Sin caer en lugares comunes logra una oda a la nostalgia que genera calidez tanto por su familiaridad, como por los pequeños detalles que hacen al todo. Las melodías del piano tocado en vivo, los colores acogedores y la iluminación recreaban un recorte perfecto de un momento del país.

Existe algo sustancial en el hecho de mezclar fechas, en esa contraposición de lo popular de la fecha peronista y lo elitista y aspiracional de conmemorar a Chopin en un barrio que poco lo representa, que se enriquece por las ausencias y por los momentos de humor. Es eso que surge al pensar a la Patria con categorías que no solo no le son propias, sino que son extraídas de sociedades que le son ajenas.

En su segunda temporada, la obra dirigida por Norberto Gonzalo invita a repensar el pasado, ser conscientes del presente y tratar de vaticinar las acciones que pueden llegar a crear un futuro mejor. Es por este motivo que al final de la función se propuso un debate. Rememorando y evocando al movimiento de Teatro Abierto se propuso una conversación moderada en esta ocasión por Fernando Borroni. Función a función irán variando los moderadores invitados. El fin es poder hablar sobre cultura y poder observar el presente con otras miradas. Una forma entretenida, movilizadora y profunda de transitar los tiempos poco gratos que transcurren.

El teatro es peligroso, por Claudio Ferrari

 

Sobre “Ya nadie recuerda a Frédéric Chopin” de Tito Cossa, dirigido por   

Norberto Gonzalo en el Teatro La Máscara.

El teatro es peligroso.

Es casi imposible afirmar cuando una obra de arte de la dramaturgia logra su versión ideal en alguna de sus puestas en escena. En el caso de esta "Ya nadie recuerda a Frederic Chopin" de Roberto Cossa, que dirige Norberto Gonzalo, es tentador afirmarlo, ¿y por qué no? Vi otras puestas y todas fueron meritorias porque el texto es de una grandeza tal que es muy difícil opacarlo. Sin embargo esta versión es la que se podría calificar de definitiva, si no fuera porque seguramente se seguirán haciendo otras.

¿Qué tiene esta versión que no dudamos en calificar de perfecta? (Cuando escribo "no dudamos" no es una construcción plural crítica; es lo que hablé con muchos espectadores al finalizar la función.)

Tiene sin dudas una claridad, una lucidez del director y los actores que apabulla. Desde la platea recibimos piña tras piña sin parar: todas las emociones posibles con una intensidad que asimilamos únicamente gracias a la sabia dosificación que desde el escenario nos deja volver a respirar. La elección del elenco es superlativa, (todos y cada uno de los actores) y entonces de la mano de su director se nota que empecinadamente se han decidio a nockearnos, dejar que nos levantemos, contar hasta ocho y volver a nockearnos. El grito intolerable, espeluznante de la hija al morir el padre es una síntesis perfecta de que Gonzalo y los actores entendieron que al drama que escribió Cossa hoy hay que hacerle mérito transformándolo en tragedia.

Hay tentaciones siempre con los grandes textos. Por ejemplo es tentador con este dejarse llevar, hacerse el vivo y hacer de sus personajes seres monstruosos o miserables o deshumanizarlos maquinalmente a fin de ilustrar su patetismo. En esta puesta nada de eso pasa, con una inteligencia que da miedo de tanta. La dirección y los actores no ilustran, viven, están allí con absoluta verdad, y se hacen entrañables, los amamos, sufrimos con ellos, hasta que de pronto advertimos que somos como ellos, ciegos, gente que se cree culta, que se pretende más, que espera visitas que los halaguen, que anhelan una posteridad que justifique su mediocridad, que desdeña todo aquello que no sea parte de sus aspiraciones; gente que no ve lo que pasa afuera, tan encerrados en sus mundos chiquitos soñando con hazañas que jamás vivirán, con países que no conocerán, con culturas que no les son propias, envidiando ya ni saben qué. La genialidad de esta puesta está allí: en que amamos, adoramos a esos seres que van a perderlo todos en manos del autoritarismo, ese que sabe esperar lo que haya que esperar para quedarse con todo mientras les rogamos que sí, que por favor se queden con todo lo nuestro con tal de hacerse cargo de lo que nosotros no pudimos, porque no supimos mirar para afuera, donde de verdad pasaban las cosas un 17 de octubre o ahora en los barrios carenciados. Estos personajes festejan un 17 de octubre que no es el del pueblo. Lo que hace esta versión ideal al hacernos amarlos como nos amamos a nosotros es hacerla absolutamente actual, ponerla en este tiempo subjetivo -sin otro recurso que el talento- en el que muchos, muchísimos argentinos hoy, de la misma clase media y cultural que en la obra, nos quedamos tan sin nada y encima a veces tan a gusto. La puesta de Gonzalo nos propone lo que propone Cossa, mirar qué sucede afuera, y para eso es imprescindible mirar para adentro para intentar al menos poner el cuerpo para un último riesgo: hacer lo que haya que hacer para que no se queden con toda nuestra casa y nuestro futuro. La presencia en el público del cura Francisco Paco Olivera de Opción por los pobres es el mejor homenaje que pueden recibir quienes hicieron exquisitamente esta versión. Y también es un empujón más, como si Paco fuera un actor más, a tratar de entender por qué se está jodiendo todo y cómo impedir que se termine de joder del todo.

El teatro es peligroso, porque nos aviva.

CLAUDIO FERRARI
Autor, director
Marzo, 2023

jueves, 20 de julio de 2023

PRENSA - Luisa Valmaggia estuvo en La Máscara

 

Hermosa puesta con grandes hombres y mujeres de nuestra escena nacional y dramaturgia del maestro Tito Cossa en La Máscara @yanadierecuerdaafredericchopin

Luisa Valmaggia
Periodista
Radio Cooperativa - Radio Nacional

lunes, 17 de julio de 2023

ALGUNAS OPINIONES DEL PÚBLICO

"Cuando además de disfrutar de Ya Nadie recuerda a Frederic Chopin , con talentosos actores dirigidos por Bocha Gonzalo se encuentra con gente tan querida como Tati Almeyda y Rubens Correa , Pato Balado, Maria Ibarreta la noche está completa .

La obra es de las que más me gusta de Tito Cossa y está actuada y dirigida como una pieza musical, llena de sutilezas, como un perfecto rompecabezas, cada pieza en su lugar , llena de emociones diversas . Vayan a verla está en Teatro La Máscara,  Piedras 736"  (Susana Salerno, gestora cultural)

 

"Anoche con mi esposa y un grupo de amigos concurrimos al Teatro La Máscara, de calle Piedras 736 C.A.B.A. con el propósito de ver la puesta de "Ya nadie recuerda a Frédérich Chopin".
La obra de Roberto "Tito" Cossa, la ví dos o tres veces antes de ésta.
Esta resultó tan maravillosa como las anteriores, los juegos de ir y venir, de pasado y presente, de lugares del mundo y cercanos, a los que nos acostumbra Tito, son una caricia al alma y en casos nos identifica con alguno de los personajes.
La dirección y puesta en escena de Norberto "Bocha" Gonzalo es ajustada, en un momento dificil para transmitir lo que se quiere.
Las actuaciones de STELLA MATUTE, CLAUDIO PAZOS, AMANCAY SPINDOLA, DANIEL DIBIASE, BRENDA FABREGAT Y LEONARDO ODIERNA, MAGISTRALES.
Va los viernes.
YA LES AVISÉ. SI SE LA PIERDEN, LO LAMENTO, SE JODEN
Y por ahí tienen la suerte como yo, de estar con un montón de amigos y TATY ALMEIDA, RUBENS CORREA Y VICTOR HUGO MORALES.  Qué tul?" (Fernando Finvarb, e
x diputado porteño y ex secretario general del partido PSD)



El viernes pasado fui a ver "Ya nadie recuerda a Frederic Chopin" de Tito Cossa, en el teatro La máscara. Excelente, no solo la obra, sino las actuaciones y la dirección. Obra necesaria y urgente en estos tiempos. Gracias por hacer este espectáculo. (Aldo Pastur, actor)



Reseña de LEANDRO IBAÑEZ

 

Susy, (una conmovedora Stella Matute) ya mayor, recuerda su pasado familiar e intenta, a como de lugar, repetir sus rituales y costumbres. Entre ellas, el homenaje anual a Frederic Chopin cada 17 de Octubre, desde su juventud hasta la actualidad. Recuerdos que comparte con el vigilante de la plaza (Daniel Dibiase), el personaje que interpreta al hombre común con el enano fascista  siempre a flor de piel, esperando el mínimo estímulo para manifestarse  y con Frank, un gran papel de Claudio Pazos, hombre idealizado en su juventud y que ahora vuelve anciano y sin recordarla. En esta remembranza aparece la típica clase media porteña, tilinga, aspiracional, con su mirada en Europa y sin registro de lo que sucede alrededor, el rol pasivo de la mujer cuyo destino está atado al de otro hombre y ese sector de la sociedad desclasado y autorreferencial. Con una escena que define el tono general, cuando la madre y la hermana de Susy (Amancay Espíndola y Branda Fabregat) ven desde su ventana la manifestación popular del 17 de Octubre de 1945 y la confunden con un homenaje a su músico predilecto, para que luego su padre,(Leonardo Odierna) les avisara que es otra cosa, el anarquista ve "el avance de hordas".

Escrita por Roberto Tito Cossa, esta obra, hija y heredera de Teatro Abierto y su prédica anti fascista contiene en su texto varias capas de cebolla, interpretaciones múltiples.

La elección de contar pasado y presente a la vez deja una tarea compleja para el director, dificultad que Norberto Gonzalo resuelve con maestría. La escenografía y el vestuario a cargo de Alejandro Mateo, sumerge al espectador en el universo a contar. Y para colmo de lujos, la música es interpretada en vivo por Gerardo Amarante.

Una obra con características de clásico que resiste el tiempo porque parece describir la actualidad, nos recuerda que si no conocemos nuestra historia, nos repetimos. Y al decir poético de Tito Cossa, si descuidamos al pueblo, este termina bailando con el fascismo.

Leandro Ibañez

Crítica de MARCELO OLIVERI para ARTEMIXIA

 


Autor: Tito Cossa. Elenco: Stella Matute, Leonardo Odierna, Brenda Fabregat, Claudio Pazos, Amancay Espíndola y Daniel Dibiase. Dirección y puesta: Norberto Gonzalo. Teatro La Máscara. Viernes 20 y 30. ¡¡¡ Muy Buena!!!

 


Ya nadie recuerda a Frédéric Chopin, es otra de las obras clásicas de Tito Cossa que se estrenó hace 40 años, en plena Guerra de Malvinas y sigue estando vigente.

Esta versión 2023, la vuelve a poner en el podio de las grandes obras del teatro nacional.

El hecho de relatar los recuerdos sin escenificarlos y no recurrir a los personajes que los encarnan, la hacen interesante desde el principio hasta el fin.

Como en un juego de rompecabezas, los personajes van narrando los hechos y se reconstruye esta historia que tiene su locación en una casa de Villa del Parque y en una plazoleta.

Allí se desarrolla esta obra que habla de ausencias, añoranzas y memorias.

Norberto Gonzalo desde la dirección ha sabido marcar los tiempos prolijamente.

Si bien el libro no es complejo, aquí hay que marcar límites de tiempo para no confundir al espectador y lo logra haciendo que todo se entienda. Cosa que quizás, en otras versiones no se había logrado.

Los recuerdos de Susy, la única de la familia que vive en la casona nos transportan a esa familia donde estaba su  padre, un exiliado intelectual y anarquista, su madre, que venera la figura de Chopin, su hermana Zule, una mujer frágil y romántica y Frank, un joven romántico, bohemio que toca la trompeta y es un empedernido soñador.

También está el guardián de esa plazoleta que se inmiscuye en esta historia y forma parte de esta historia que no vamos a contar más porque el espectador la tiene que ir armando e ir relacionando con fechas coincidentes. La clave 17 de octubre. Y no decimos más nada.

Stella Matute, hace una composición soberbia y exultante, Claudio Pazos, en la piel de Frank compone dos personajes, que se desdoblan, entra y sale logrando impactar. Esa imagen de él en la hamaca y esos arrumacos con su amor, son de una belleza teatral que enamoran.

El resto del elenco también brilla: Leonardo Odierna, Brenda Fabregat, Amancay Espíndola y Daniel Dibiase, están a la altura de las circunstancias y se lucen.

Además del mérito del director, esta obra de Roberto Cossa, permite que todos los actores tengan su protagonismo

No siempre ocurre y aquí, estamos frente a eso. Por algo, Ya nadie recuerda a Frédéric Chopin es una de las obras más revisitadas, actuales y que funcionan como un rompecabezas donde se construye la historia de una familia que está marcada por un tiempo histórico.

Marcelo Oliveri
Periodista de Espectáculos
Jurado de ACE


LINK DE LA CRÍTICA: https://artemixia.com.ar/noticias.php?id=2701

Crítica de MARIANA JACQUI RAMIREZ para "ALERTA CULTURAL"


 En el Teatro La Máscara se está presentando Ya nadie recuerda a Frédéric Chopin, obra que cuenta con el texto de Roberto Tito Cossa y la dirección de Norberto Gonzalo.

La pieza ubica su historia entre una casona vieja y la plaza del barrio, los dos espacios confluyen durante toda la obra. De esa manera, trabaja la relación entre el presente como realidad pura que deben vivir y el pasado de 40 años que revuelve las ilusiones de la familia.

En la casona vive la familia Galán, compuesta por los padres y dos hijas. El conflicto principal surge de los recuerdos de Susy Galán (a quién Stella Matute da vida con brillantez), una mujer madura que el 17 de octubre de 1981 se encontraba dispuesta a brindarle un homenaje en el barrio a Frédéric Chopin (aniversario número 132 de su muerte), así recuerda momentos de su vida. Pero resulta que, el 17 de octubre tiene diferentes significados para los integrantes de la familia. Pues, para la madre (Amancay Espíndola) era la fecha en la que se homenajea a Chopin, pero para el padre (Leonardo Odierna) un inmigrante español y anarquista, es el día de la revuelta en Plaza de Mayo.

En cuanto a las hijas, Susy viene preparando la inauguración del monumento a Chopin en la plaza de Villa del Parque con el acompañamiento de Palumbo (Daniel Dibiase) un solitario que es la seguridad y guardián de la plaza. Por su parte, la otra hermana Zule (Brenda Fabregat), es una muchacha dulce y romántica que recuerda en todo momento el profundo amor por Frank (Claudio Pazos).

La puesta en escena está muy lograda, la música y el excelente trabajo en la iluminación contribuyen a lograr con coherencia los cambios y a dividir los espacios. En estos cambios hay un trabajo minucioso y original de los actores, que se nota en sus gestos, sus expresiones y cambios de energías.

Finalmente, los recuerdos del barrio traen a las personas que ya no están, pero que con su recuerdo permanecen vivos. Sin dudas, es una obra donde las ausencias siguen diciendo presente, de esa manera es imposible olvidarlos. Los únicos que quedan al final son Susy y Palumbo, juntos se dan una nueva oportunidad en sus vidas. Pues bien, lo único que importa es lo nuevo que está por llegar.

Ya nadie recuerda a Frédéric Chopin es una excelente propuesta para finalizar la semana, en una sala teatral encantadora que nos invita a volver al teatro independiente.

Mariana Jaqui Ramirez

Lic. y Prof. de Artes Combinadas (UBA). Realizó estudios de actuación en la EFA Estudio de Formación en Actuación, Centro Cultural San Martín y el Teatro “El Extranjero”, entre otros. Ha escrito artículos y reseñas para diversas medios digitales relacionados con el arte, la cultura y la comunicación. Es amante del arte. @jaqui.alertacultural

LINK DE LA CRÍTICA: https://www.alertacultural.com/ya-nadie-recuerda-a-frederic-chopin/ 

TEATRO LA MÁSCARA: Piedras 736, CABA / Entrada: $ 2.500 
Funciones: Viernes – 20:30 hs – Hasta el 29/09/2023.

domingo, 16 de julio de 2023

Reseña de PATRICIA ROZAS - Poco Ruido y Muchas Nueces

 

Un Bellísimo estreno!!

Una Gran obra de Roberto Tito Cossa

Donde el pasado y el presente se entrelazan en amores, sueños, deseos, vida y finales . Con la dirección precisa super lograda de Norberto Bocha Gonzalo. Y Fantásticas actuaciones de Daniel Dibiase, Amancay Espíndola, Brenda Fabregat, Stella Matute , Leonardo Odierna, Claudio Pazos, y laComposición musical en vivo: Gerardo Amarante.

Con un Grandioso Aplauso Final coronando la noche

Bello todo lo hecho por cada uno de los que hicieron posible esta Inolvidable Puesta

Vestuario y Diseño Escenografía:  Alejandro Mateo

Coreografía: Mecha Fernandez

Prod General:  Teatro La Mascara

Viernes 20hrs

Prensa @paulasimkin


TEATRO NECESARIO, por Lidia Bracco

  Vivo en Hurlingham, escucho La Polonesa... estas vías tan transitadas, boicoteadas, mejoradas (entre otras contradicciones) son parte iden...